30 ene 2012

"I am greedy for an exciting life"








Ayer fue con mi amiga Angela y sus dos hijos a la exposición del pintor británico David Hockney. Fue organizada por la Royal Academy of Arts. (Gracias Angela por la invitación!).  A sus 73 años este señor está viviendo un gran momento creativo.  Por ejemplo ha reimaginado el bosque de Yorkshire a través de visiones del bosque en las cuatro estaciones de manera que nos muestra los diferentes tonos y sus cambientes personalidades.  Ha también pintando el mismo lugar a diferentes horas de un mismo día.  Nada lo detiene.  Pinta hasta un gran cuadro en tres días...



Era  energizante tener esa lluvia de colores, ese aire liberado casi infantil adornando las salas.  Salimos revitalizados a pesar del frío que nos esperaba en la calle. 

No solo me gustó lo ´visual´sino también lo simbólico: corroborar que los seres humanos pueden y deben alcanzar los mejores momentos conforme avanza la madurez (que algunos solo la reducen a "vejez"!).  Que ironía que la sociedad castigue tanto el que las personas maduren, como si fueran un producto ya expirado. Y eso pasa en Londres, en San José y en muchos sitios. Habrá que revertir esto y pronto. ¿Y por qué no una sociedad donde entre más años se tiene más se aprecian a las personas?  

Hockney ha incorporado la tecnología en su arte: algunos de sus cuadros los hizo con su iPad.  Me gusta la idea de apertura a lo nuevo.  De no cerrarse a los cambios.  De ver las oportunidades y no llorar el pasado.

Incluyo un pedacito del periódico que captura el espíritu de este pintor.  Me lo hizo leer Angela.



Ha sido osado y ha creído en su arte a pesar de los críticos. Una buena lección que estoy aprendiendo en estos tiempos de exploración creativa en el campo literario. Hay que ser fiel a lo que uno quiere crear y no preocuparse por lo que otros piensen. Siempre habrá quien diga que no le gusta esta novela o este cuadro o aquella película.  No se puede crear en función de los demás.

Estas exhibiciones me recuerdan ese espíritu honesto y ambicioso (no en materia de dinero o ego) sino en cuanto a la ambición de la imaginación que hay con conservar como si uno tuviera 10 años.





27 ene 2012

Charla con la novelista Tracy Chevalier

Esta noche fui a una charla de la novelista Tracy Chevalier.

Me interesaba mucho escucharla  porque escribió una novela que se inspira en un retrato del cual se sabía casi nada (solo que fue pintado por del extraordinario pintor holandés Vermeer).  Chavalier se inventó el resto y la novela tuvo tanto éxito que hasta la adaptaron para el cine (poster de la derecha).

Esta novelista (de EE.UU pero radicada en Londres) es una mujer con gran imaginación que se da el lujo de investigar algunos datos históricos pero se inventa todo lo que su mente le permita.

Una novela como sabemos es una historia que nunca ocurrió así que quien la escribe tiene absoluta libertad de imaginar y re-imaginar.   Es ficción!

La charla de hoy me hizo pensar en algunos artículos que leí en Costa Rica  sobre la novela "La Fugitiva" con algunos debatiendo y objetando que si se Amanda Solano se apega o no a Yolanda Oreamuno.  Señoras y Señores: La mujer fugitiva es una creación de Sergio Ramírez y el tiene a narrarnos a su mujer ficticia...

Imagino que hubo expertos sobre el pintor Vermeer que estaban en desacuerdo con la versión imaginada de "La Joven de la Perla." (en la historia inventada la Joven y el pintor tienen una conexión emocional).  Y lo yo digo es"Y que importa que estén en desacuerdo?!". Yo defiendo el derecho de un novelista de inventar la historia que nazca de su imaginación. Si es honesta, yo acepto.  (Además que mal me caen los críticos!).

En la charla la novelista nos contó como se imagina historias y personajes y como va descifrando los cuadros en los que se inspira para sus novelas.  Que lindo fue escuharla. Salí inspirada.  Y ni que hablar del tema de los retratos - tema querido en el que estoy trabajando en mi novela.




Leonardo Da Vinci en Londres

Esta mañana - por fin - fui a la exhibición de Leonardo Da Vinci: Painter at the Court of Milan en la National Gallery.  La foto de abajo muestra lo lindo que era el día (cielo azul en Londres merece mención!).

Digo que "por fin" fui porque como ha sido una exposición histórica no había sitio disponible hasta el 26 de enero: desde Noviembre compré la entrada y esperaba con mucha ilusión esta visita.  Llegó el día.  Me desperté, desayuné, y me fui al la Galería. Era como cuando de niña uno se levantaba sabiendo que ese día habría una fiesta de cumpleaños.

Me sorprendió llegar a las 10a.m (cada boleto especifica la hora de entrada) y encontrar una fila enorme de personas que ya había llegado. Y más me sorprendió ver la fila de personas que habían llegado (algunas llegadas desde las 5 a.m.) con la esperanza de comprar una entrada de última hora.  Las entradas a la venta en línea se agotaron desde el otoño.

La joven que aparece en el poster de la exhibición es Cecilia Gallerani, (1473–1536) la cual se ha convertido en una celebridad pues su cara aparece en muchos sitios en Londres debido a la exhibición.  El cuadro, ya en vivo y a todo color, le llega a uno al alma. Al menos a mí pues los retratos son los cuadros que más disfruto - más que paisajes o animales o abstracciones.

Sin embargo, el retrato más bello que he visto en mi vida y que vi hoy día (aún me cuesta creerlo) es el de la La Belle Ferroniere el cual representa la forma en que Leonardo Da Vinci idealizó la belleza (aparentemente quien posó para la foto no era así de bonita).  El cuadro es de 1490-1496.


Se me quedó muy grabado lo que decía Da Vinci sobre la tarea del pintor: capturar la forma y capturar las emociones del ser humano. Lo último es lo que es difícil.  Quizás por eso es que sus cuadros se distinguen de muchos otros: el captura el lenguaje interno de la persona. Uno no solo ve a una persona retratada, uno captura la emoción de esa persona como en el caso de los dos retratos arriba.

Que decir de la forma en que capturó la mirada de la Belle Ferroniere por ejemplo? Esos ojos casi parecen tomados con una cámara digital...

Al salir de la Gallería, tres horas después, el cielo estaba coqueto. Caminé bastante y luego me senté a escribir otro trozo de la novela.