Mi viaje a Santiago fue inolvidable.
Ocurrieron eventos importantes, gracias no solo a Marcela, gran amiga y anfitriona espectacular, sino a personas que conocí en la Biblioteca Nacional (Miriam, Carla y Víctor!) que fueron no solo muy profesionales y conocedoras sino además muy especiales.
El edificio de la biblioteca es espectacular. Esta foto la tomé mientras esperaba mi turno ya que había solicitado unos libros.
Curiosa, busqué La Ruta de su Evasión de Yolanda Oreamuno para ver si la tenían.
No solo la tenían sino que tenía un ejemplar de la 1a edición de 1948 (!) (terminada de imprimir en 1949) en la ciudad de Guatemala.
Las páginas aún estaban sin leer (lo supimos pues las hojas estaban pegadas, que era lo que pasaba con los libros de la época al salir de la imprenta, con un chuchillito había que abrir algunas hojas para no romperlas)
Fue muy emocionate tener la 1a edición en mis manos y ser primera que leyó párrafos desde que el libro llegó en 1949. Nunca es tarde para leer a una compatriota.
Los eventos fabulosos ocurridos esta semana que pasó me los reservo. Pero tienen gran relevancia para lo que estoy escribiendo!
Pensé en Yolanda Oreamuno cuando caminaba por las calles de Santiago en 1936 y me pregunto si imaginaba que 75 años su novela aún emocionaría tanto a otra tica al encontrarla escondida en los archivos de la Biblioteca Nacional de Chile.
Ocurrieron eventos importantes, gracias no solo a Marcela, gran amiga y anfitriona espectacular, sino a personas que conocí en la Biblioteca Nacional (Miriam, Carla y Víctor!) que fueron no solo muy profesionales y conocedoras sino además muy especiales.
El edificio de la biblioteca es espectacular. Esta foto la tomé mientras esperaba mi turno ya que había solicitado unos libros.
Curiosa, busqué La Ruta de su Evasión de Yolanda Oreamuno para ver si la tenían.
No solo la tenían sino que tenía un ejemplar de la 1a edición de 1948 (!) (terminada de imprimir en 1949) en la ciudad de Guatemala.
Las páginas aún estaban sin leer (lo supimos pues las hojas estaban pegadas, que era lo que pasaba con los libros de la época al salir de la imprenta, con un chuchillito había que abrir algunas hojas para no romperlas)
Fue muy emocionate tener la 1a edición en mis manos y ser primera que leyó párrafos desde que el libro llegó en 1949. Nunca es tarde para leer a una compatriota.
Los eventos fabulosos ocurridos esta semana que pasó me los reservo. Pero tienen gran relevancia para lo que estoy escribiendo!
Pensé en Yolanda Oreamuno cuando caminaba por las calles de Santiago en 1936 y me pregunto si imaginaba que 75 años su novela aún emocionaría tanto a otra tica al encontrarla escondida en los archivos de la Biblioteca Nacional de Chile.
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