Cuando duró nos llevamos bien. He aquí la historia de una relación, inusual e inesperada, entre una tica y Londres. (Ahora vivo en Oslo)
19 dic 2010
Miss Naturaleza Gana siempre el Concurso
Recientemente tuve el lujo de pasar unos minutos 'en privado' con el Sol. Había caido rendida la noche anterior a eso de las 7pm y por lo tanto me había despertado muy temprano al día siguiente. Así que bajé a la playa para esperar el amanecer en Cancún - era mi último día y debido al intenso trabajo no había pasar tiempo en la playa.
Me senté en la arena, muy blanca y suave. No había nadie a mi alrededor y el Sol no había salido aún. De pronto en cuestión de minutos apareció y fue sublime. Lo único que le puede hacer compentencia a un amanecer como el que ví es un atardecer!
Es vital reconectarse con el planeta. Esa reconección nos hace recordar lo minúsculos que somos y el por qué esforzarnos por dejar el planeta como lo encontramos... y si posible mejor. (Esos son los momentos en que yo, de cara al Sol, me prometo no dejarme consumir por lo cotidiano. No puede ser que las preocupaciones diarias se vuelvan el motor de la existencia!).
De vuelta a Londres, y luego de haber pasado unos días en Costa Rica, me quedé ensimismada - otra vez - mientras observaba el mar de nubes por el que se movía nuestro avión. Esta vez tuve un momento "transatlántico", en tierra de nadie, donde esas nubes tan perfectas, e imperfectas a la vez, nos empequeñecen. Son momentos de belleza del planeta - sin PhotoShop ni silicon. Belleza de la que nos olvidamos si pasamos demasiado tiempo en la ciudad.