Quizás por mi ambivalencia respecto a Madrid (y quienes me conocen bien saben a lo que me refiero!) le tuve un gusto especial a Barcelona! Fue instintivo. Lo juro.
En estas cosas es como en futbol no se puede ser del Real Madrid y también del Barça. Es una opción o la otra.
Así que a pesar de fui una Tica en Madrid alguna vez y nunca una Tica en Barcelona, opto por ver Barcelona como la ciudad que me hace sonreir. La que me captura la imaginación con sus colores y sus formas.
Lo más simpático es que los catalanes hacen sus diabluras culturales y a veces pueden ser un poco mal educados. En una tienda al llegar el dueño se apresurar a cerrarnos la puera en nuestras narices! Pero estábamos del mejor ánimo y nos dio un ataque imparable de risa pues era una caricatura del estereotipo del "catalán que se ve cabreado pero no se considera cabreado."
Pero también saltaron al camino locales muy simpáticos. La comida fue maravillosa también.
Pero más que gente y sabores recuerdo colores. Es una ciudad maquillada con colores muy propios. Aquí van...
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