Estuve en Cancún en la cumbre climática como parte del equipo negociador costarricense.
Las negociaciones fueron duras y en la recta final de la segunda semana no nos quedaba claro que las casi 200 naciones representadas se pondrían de acuerdo. ¿Nos iremos de nuevo con las manos vacías?
Sin embargo no fue así. El viernes 10 a partir de la tarde empezó el contagio del Sí Se Puede y sí se pudo. Entró la Canciller mexicana, Patricia Espinosa, y fue recibida por una ovación espontánea de los delegados de gobiernos y ONGs. Duró varios minutos. Y allí quedó claro que algo se estaba gestado y que había apetito de compromiso.
Para ticos es un honor que una compatriota sea la Secretaria Ejecutiva de la Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas de Cambio Climático (UNFCCC). Se trata de Christiana Figueres, quien ha jugado un rol decisivo en este proceso
Ella y Espinosa (en la foto) sí que hicieron buen equipo!
El Acuerdo de Cancún es modesto en ambición pues representa ese punto de convergencia de todos los países, muchos de ellos con líneas y exigencias duras (EEUU, China, Japón, Rusia...). Así que es ese el paquete balanceado de medidas que se puede acordar en este momento. La otra opción era seguir dividos y declarar el proceso fracasado...
Los textos fueron aprobados el sábado a las 3.15a.m. Bolivia dio una batalla para que no se aprobara. Quedó clara su frustración y uno la comparte ¿por qué el Acuerdo no puede ser más ambicioso en su reducción de emisiones? Pero lo que uno no comparte es la solución que proponen... el cambio del sistema, el rechazo a los mercados, la oposición a lo que todos queríamos esa noche: PONERNOS DE ACUERDO.
Ahora queda mucho trabajo por delante pero por lo menos probamos que la Cumbre no fue en vano y que ya es hora de dejar detrás el episodio de Copenhagen...
Aquí artículo de The Economist: A Surprising Success
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